Éxito, fracaso, perder o ganar: Cuál es la clave?

Por  Berenice Ruesjas

La mayoría de las personas sienten que deben tener éxito, que fracasar o perder es algo que no debe suceder nunca y que para ser felices siempre hay que ganar. Estas fuertes afirmaciones se trasladan de generación en generación a lo largo de los años y llegamos a la actualidad donde el éxito está basado en medirse por la obtención de seguidores o likes en redes sociales. ¿Les parece insólito o absurdo? Entonces pasemos a analizar las caras de un par de monedas a ver si logramos entender la razón de medirse así.

De ambas caras de una moneda, tendríamos por un lado el Éxito y por el otro el Fracaso. Se suele escuchar decir con cierta liviandad que para tener éxito hay que fracasar porque si no, no hay aprendizaje. Vamos a separar estas caras y explicarles un poco más en profundidad lo que implican estos opuestos. Comencemos por el Éxito. Si vemos su definición, se trataría de alcanzar una meta o un logro. Pero esto no es tan simple como se lee. Mientras las personas vamos intentado lograr cosas por la vida, los procesos que atravesamos están motorizados por el “Sentido” ese factor fundamental que es saber lo que estamos tratando de hacer o alcanzar, no sólo persiguiendo el éxito. Es decir, que para que algo se logre tengo que tener un Propósito Claro, porque perseguir un objetivo sin sentido no tiene lógica y ningún fin.

Del otro lado, el opuesto sería el Fracaso, o sea el resultado esperado no es el logrado. ¡Qué camino corto! Y ¿ahí termina todo? Por supuesto que no, cuando fracasamos y nuestro objetivo no es alcanzado, se hace muy necesario que aparezca la habilidad de afrontamiento para seguir adelante, porque el sentido u objetivo permanece intacto. No se trata de aprender, sino de experimentar. Y en esta parte aparece la tan conocida “Frustración” esa respuesta emocional que es el enojo, el malestar, la ira, la irritabilidad, la decepción, etc., todos los sentimientos que emergen ante el fracaso de la meta no lograda, y se vuelven necesarios para desarrollar esa habilidad que dijimos que es la de enfrentar la situación cuando no logramos lo que nos proponemos, pero eso no implica el fin, reitero es un proceso.

Que sean dos caras de una misma moneda no implica tampoco que lancemos a la suerte nuestros propósitos y nos sentemos a esperar que siempre caiga del lado del éxito. Todas las metas que perseguimos comprenden un proceso bastante complejo para nuestro mundo interno y hay muchos factores para evitar caer en afirmaciones que nos afectan diariamente por estar sesgados por mensajes sociales o imposiciones y mandatos culturales, como por ejemplo perseguir el Éxito pensando equivocadamente que el dinero o el poder serán los que proveerán la felicidad.

Ahora pasemos a la otra moneda, que en una cara tiene el Ganar y en otra el Perder. ¿Les sucede que observan a su alrededor y nadie quiere perder nunca? La sensación es que es más importante no perder a ganar. Y acá cito un fenómeno muy estudiado que es la “Aversión de la Perdida” lo que básicamente explica es que las personas no soportan perder, más de lo que disfrutarían al ganar. Y justamente este fenómeno psicológico va creciendo también en nuestra sociedad, porque todos estamos sujetos a las elevadas exigencias diarias en todos los estratos sociales y culturales, y ninguno quiere estar expuesto a perder o fracasar, porque ya dejó de ser importante ganar y toma un gran peso la preocupación del fracaso, dejándonos con marcadas afecciones en nuestra salud mental debido a este fenómeno que exige alcanzar el éxito sin fracasar nunca.

Estos cuatro componentes, que si bien los vemos como caras opuestas de dos monedas, nos están llevando a perseguir metas elevadas que no conducen a nada bueno, que están haciendo que las personas desarrollen muy baja tolerancia a la frustración y dediquen gran parte de su vida diaria a esforzarse y dedicar mucho tiempo a metas inalcanzables provocando sentimientos profundos de tristeza y malestar, definiendo el valor de una persona por el éxito que obtiene si gana, si es adinerada o poderosa, y además nunca debe perder. Y sumemos a esta falsa percepción que crece aún más sobre todo en nuestros jóvenes, cuando según la cantidad de seguidores o la obtención de likes en sus perfiles define el éxito total.

¿Hacia dónde vamos con esto? Es momento de poner en práctica la Frustración, porque esta respuesta que a veces la sentimos disconfortante, nos permite analizar todo el proceso, revisar lo que no estamos haciendo bien, para así revertir el resultado y seguir intentando alcanzar ese propósito que, en definitiva, es el motor diario o al menos debe serlo. Pero también es válido revisar el sentido de nuestras acciones. Y las personas a nuestro alrededor, nuestros vínculos afectivos son quiénes más pueden ayudarnos en este proceso de revisión, porque están a nuestro lado y no del otro lado de la pantalla.

Para terminar, les dejo algunos Tips para poder mantenernos fuera del malestar y evitar los elevados niveles de autoexigencia. Principalmente tenemos que detenernos a pensar en el Presente, en dónde estamos y hacia dónde queremos ir. Recordemos que tampoco es saludable estar pendientes del futuro, preocuparnos demasiado por él, porque ya sabemos que la ansiedad es un factor de inestabilidad emocional que lleva a mayores riesgos en nuestra salud mental. Así que para equilibrarla es muy importante combinar la atención plena con actividad física, a veces salir a caminar es suficiente.

“Y no olvidemos nunca que nuestro día a día tenga un propósito, un sentido que nos motoriza acompañados siempre de nuestros vínculos cercanos”.

Berenice Ruesjas

Lic. en Psicología

MP 330

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