En un contexto económico complejo, con caída del consumo y aumento de los gastos operativos, la presión de las Estaciones de Servicio por aliviar los costos asociados a las compras con tarjetas de crédito se multiplica. Y, aunque el reclamo lleva años, los empresarios advirtieron que el margen se agotó.
Sucede que las entidades financieras, los bancos y ahora también las billeteras virtuales, imponen reglas de juego que impactan directamente en la sustentabilidad del negocio, generando una competencia desleal que, según coinciden los dirigentes, las está dejando al borde del colapso.
La raíz del conflicto no es nueva. Desde enero del 2018, las Estaciones de Servicio libran una lucha en tribunales contra los abusos en las operatorias con tarjetas de crédito: plazos de acreditación que no se condicen con la dinámica del negocio, comisiones excesivas y una creciente presión para aceptar métodos de pago que no hacen más que dilatar los cobros. Mientras tanto, el expediente sigue dormido en la Corte Suprema de Justicia de la Nación, luego de que el juzgado de primera instancia les diera la razón a los empresarios.
“Lo nuestro sigue en la Corte Suprema que todavía no se ha expedido. Sigue pendiente la confirmación, a pesar de que tuvimos un buen fallo en primera instancia”, declaró a Surtidores el presidente de la Federación de Expendedores del Interior del País, Alberto Boz. “Después de esa sentencia favorable, los bancos apelaron, y aunque el Banco Central bajó un poco los plazos, el problema de fondo sigue intacto”, agregó.
El referente de Santa Fe recalcó que el perjuicio económico es doble. Por un lado, las petroleras acortaron drásticamente los plazos para el pago del combustible que los estacioneros deben reponer a diario. Por el otro, los pagos realizados con tarjeta – y peor aún, con billeteras virtuales asociadas a tarjetas – demoran hasta 28 días en acreditarse. Ese desfase obliga a los dueños de estaciones a cubrir los baches con su propio capital de trabajo, lo que incrementa sus pasivos y pone en riesgo la viabilidad del negocio.
“La misma tarjeta de crédito, si se pasa directamente por un captor de datos, nos paga en 5 u 8 días. Pero si está enlazada a una aplicación de billetera virtual, el pago puede tardar más de 20 días”, detalló Boz. “Ahí hay una competencia totalmente desleal que nos está perjudicando enormemente”, alertó.
Según cifras del propio sector, más del 60 por ciento de los pagos en estaciones se realizan con tarjeta de crédito, y una porción creciente lo hace a través de billeteras virtuales. Sin intervención del Gobierno ni resolución judicial firme, los estacioneros quedan atrapados entre las exigencias de las petroleras y la voracidad del sistema financiero.
“El Estado nacional no quiere hacerse cargo del problema pero quienes pagamos el costo somos siempre los mismos”, sostuvo Boz, al tiempo que expresó: “Nos transformamos en el eslabón más débil de una cadena en la que todos ganan, menos nosotros.”
Mientras tanto, cada día que pasa sin respuesta es un nuevo desafío financiero para las estaciones, que deben garantizar el abastecimiento aun cuando los números no cierran. “Necesitamos reglas claras y condiciones justas para operar. No podemos seguir financiando el sistema financiero con nuestro trabajo”, concluyó Boz.
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