Por viajes Todo Jujuy
En la Ruta Provincial 5, que conecta la ciudad de Córdoba con Alta Gracia, se levanta una estructura imponente que a menudo sorprende a los viajeros: el monolito en honor a Myriam Stefford, una actriz y aviadora suiza que perdió la vida en un trágico accidente aéreo en 1931. Este monumento, construido por su esposo, el excéntrico millonario y escritor Raúl Barón Biza, tiene 82 metros de altura, superando al icónico Obelisco de Buenos Aires, que mide 67,5 metros. A simple vista, la estructura puede parecer solo una mole de cemento, pero detrás de ella se esconde una apasionante y oscura historia de amor, aviación y misterio.
La vida de Myriam Stefford
Myriam Stefford, cuyo verdadero nombre era Rosa Margarita Rossi Hoffman, nació en Berna, Suiza, en 1905. Desde joven, mostró una personalidad aventurera y rebelde, lo que la llevó a huir de su hogar a los 15 años para comenzar una carrera como actriz en el Teatro de Viena. Bajo su seudónimo, protagonizó varias películas en Alemania, entre ellas La Duquesa de Chicago, Poker de Ases y una versión temprana de Moulin Rouge. Su talento y belleza la convirtieron en una figura destacada del cine europeo.
En 1928, Myriam conoció en Venecia a Raúl Barón Biza, un millonario argentino famoso por su fortuna y sus excentricidades, desde cenas opulentas en Europa hasta haberse ganado varias veces el jackpot en el Casino de Montecarlo. Dos años después, la pareja contrajo matrimonio en la majestuosa Basílica de San Marcos, en Venecia, y Stefford abandonó su carrera artística para mudarse a Argentina. Fue allí donde ambos compartieron una pasión inesperada: la aviación.
Monolito en honor a Myriam Stefford en Córdoba.
Monolito en honor a Myriam Stefford en Córdoba.
Una tragedia en los cielos
En su afán por explorar nuevos desafíos, Myriam y Barón Biza comenzaron a planificar aventuras aéreas. Uno de sus proyectos más ambiciosos fue un raid por 14 capitales argentinas. Para llevar a cabo la travesía, Myriam iba acompañada por su instructor de vuelo, el alemán Ludwig Fuchs, en un avión llamado Chingolo I. Sin embargo, el avión presentó fallas mecánicas, lo que los obligó a realizar aterrizajes de emergencia en Santiago del Estero y Jujuy.
Preocupado por la situación, Barón Biza decidió enviar otro avión, el Chingolo II, con el que la pareja continuaría su recorrido. Pero el 26 de septiembre de 1931, durante el primer vuelo del nuevo avión, la aeronave se estrelló en la desértica localidad de Marayes, en San Juan, poniendo fin a la vida de Myriam y su acompañante.
El monumento más alto de Argentina: un homenaje eterno
Devastado por la muerte de su esposa, Barón Biza tomó una decisión que reflejaría tanto su dolor como su extravagancia: mandó a construir un mausoleo monumental en su honor, en el paraje Los Cerrillos, a unos 30 kilómetros de la ciudad de Córdoba. El encargado de la obra fue el ingeniero Fausto Newton, quien diseñó una estructura de hormigón armado y mármol con forma de ala de avión. El monolito fue terminado en 1935, y los restos de Myriam fueron depositados en una cripta bajo la estructura, junto con varias de sus pertenencias personales, incluyendo joyas de gran valor, como el legendario diamante Cruz del Sur de 45 quilates.
El mausoleo, de 82 metros de altura, no solo es el monumento más alto de Argentina, superando al Obelisco de Buenos Aires, sino también una de las construcciones más misteriosas del país. La tumba de Myriam está protegida por un sistema de explosivos destinado a disuadir a cualquier profanador, y en su entrada puede leerse una advertencia: «Maldito sea todo aquel que se atreva a profanar esta tumba». Además, se dice que la estructura está diseñada para estallar si alguien intenta acceder a sus profundidades.
Myriam Stefford en Córdoba.
Monolito en honor a Myriam Stefford en Córdoba.
Leyendas y misterios: ¿Una tragedia accidental o algo más?
El enigmático monumento alimentó una serie de mitos y leyendas a lo largo de los años. Algunas teorías afirman que Barón Biza sospechaba de una relación amorosa entre Myriam y su instructor de vuelo, lo que lo habría llevado a sabotear el avión en el que viajaban, provocando así el fatal accidente. Aunque no hay pruebas concluyentes que respalden esta versión, el halo de misterio sigue envolviendo la historia de la trágica muerte de Stefford.
Lo que es innegable es que la construcción del mausoleo no fue solo un acto de amor, sino también una manifestación de la personalidad extravagante y tormentosa de Barón Biza. La torre cuenta con 444 escalones que llevan a un mirador, y en su base se lee una frase que invita a la reflexión: «Viajero: rinde homenaje con tu silencio a la mujer que, en su audacia, quiso llegar hasta las águilas».
El legado de Myriam Stefford y Raúl Barón Biza
El monolito, conocido popularmente como «El Ala», sigue siendo un destino cargado de historia y misterio. Aunque el tiempo pasó, el imponente mausoleo permanece como testigo mudo de una historia de amor marcada por la tragedia, el lujo y la ambición. La tumba de Myriam Stefford sigue inalterada, escondida bajo toneladas de hormigón y mármol, custodiada por leyendas que, a día de hoy, continúan fascinando a los curiosos y aventureros.
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