En las semanas previas al 80º aniversario de su independencia, el uso masivo de la bandera pirata de los Sombrero de Paja (Straw Hat) —símbolo emblemático de One Piece— ha desatado un intenso debate político y social en el país asiático.
Protestas simbólicas con una bandera ficticia
Ciudadanos en varias regiones de Indonesia han empezado a desplegar la Jolly Roger de Luffy junto a la bandera nacional, usando ese símbolo ficticio para expresar críticas al gobierno.
Para muchos, la imágen representa libertad, amistad y resistencia frente a la opresión —valores centrales en la serie— y sirve como una forma simbólica de protesta pacífica.
Declaraciones encontradas desde el poder
El vicepresidente de la Cámara de Representantes, Sufmi Dasco Ahmad (Partido Gerindra), ha calificado esta práctica como parte de un “movimiento coordinado” con intención de dividir la nación, incluso denunciándola como una amenaza a la unidad nacional.
El ministro coordinador de asuntos políticos y de seguridad de Indonesia, Budi Gunawan, ha advertido que el uso de símbolos irrelevantes a la lucha nacional podría considerarse una provocación innecesaria. Citó la Ley nº 24 de 2009, que prohíbe izar cualquier bandera por encima o junto a la roja y blanca, pues dañar la dignidad de los símbolos patrios se considera una violación legal.
No obstante, otros funcionarios han aclarado que no se ha emitido una prohibición explícita al uso de la bandera de One Piece, instando simplemente a preservar el respeto hacia el símbolo nacional.
El fenómeno cultural detrás del símbolo
La reacción del gobierno ha catapultado al símbolo de One Piece más allá de su origen como manga y anime. La bandera ha sido adoptada como marca de protesta por su ambigüedad y capacidad de evadir represalias directas: “Soy fan”, puede decir un ciudadano frente a una acusación, lo cual deja al Estado ante un dilema absurdo.
Además, esta tendencia no se limita a Indonesia. En otros contextos, como protestas pro‑palestinas, la Jolly Roger se ha vuelto un símbolo global de resistencia y cuestionamiento al poder establecido.
Esta historia demuestra cómo un símbolo de ficción puede llegar a encarnar tensiones reales y representar deseos de transformación social. En este caso, One Piece no solo ha trascendido su papel como entretenimiento, sino que se ha convertido en un catalizador de debate sobre poder, identidad y libertad.