- Una joven señaló que vivió situaciones de acoso sexual y hostigamiento en el Instituto Universitario de Seguridad.
- Además, aseguró haber sido discriminada por diferentes situaciones.
- Los hechos ocurrieron hace algunos años y ahora busca ser escuchada.
Hace poco se conoció el crudo relato de una joven que pertenecía al Instituto Universitario Provincial de Seguridad quien dijo que tras realizar una denuncia por abuso sexual en contra de un estudiante de la citada institución, sintió el abandono y destrato por parte del IUPS, como así también de varios organismos que intervinieron en su caso, el cual terminó por cerrarle posibilidad de cumplir el sueño de pertenecer a las fuerzas de seguridad.
Fue justamente esa situación de destrato y hostigamiento que aseguró haber sufrido esta joven en el instituto, que llevó a que saliera a la luz una nueva denuncia en contra de la entidad formadora de futuro personal de seguridad provincial: otra ex estudiante aseguró haber vivido situaciones similares que la llevaron a que no pudiera continuar su carrera.
La historia de esta joven, también pone en tela de juicio el proceder del IUPS, con acusaciones que van desde el acoso sexual, hasta denuncias por abuso de autoridad, violencia institucional y otros tantos puntos expuestos.
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Frente a nuestro medio, la mujer relató que todo dio inicio en el año 2017, cuando buscando salir de la situación de violencia de género en la que vivía con su ex pareja y una salida laboral segura que le brindara estabilidad tanto a ella como a su hijo, cumplió con todos los requisitos para ingresar al instituto de seguridad.
A los pocos meses de ingresar, aseguró, comenzó a ser objeto de persecución y discriminación primero por el historial de algunos familiares con los que no tiene contactos, los cuales poseen antecedentes penales. Por otro lado, también fue obligada a cambiar el color de su cabello en una situación muy extraña, que si no cumplía, estaba expuesta a recibir sanciones.
Además, siempre de acuerdo a lo manifestado por la joven, fue varias veces “cosificada” e incluso llegada a estar en posiciones incómodas, donde sus zonas privadas quedaban mayormente expuestas ante la vista de todos.
Incluso, indicó ante nuestro medio, cadetes más avanzados de la carrera llegaron a confesarle que por “pedidos” la forzarían a la expulsión de la institución en la cual, esta joven jamás llegó a encontrar la contención necesaria para resguardar su estado de salud psicológico sobre todo, atendiendo a que al egresar, estas personas son portadoras de armas de fuego.
En diálogo con nuestro medio, la joven indicó que «la verdad que me siento totalmente defraudada de la nula contención de la institución que además conocía la situación de violencia de género que sufría por parte de mi pareja, con constantes situaciones de acoso y de discriminación. Fue por eso mismo que en el año 2017 decidí hacer una pausa en la carrera sin firmar mi baja de la institución», agregando que «tras recuperar mi estado de ánimo tanto emocional como psicológico, pedí mi reincorporación al instituto en el 2018, pasando por varias etapas de humillación y diferentes entrevistas».
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Posteriormente, manifestó, «en el año 2020 recibí un llamado supuestamente desde el instituto donde me decían que me iban a reincorporar, que me presente en el lugar y mediante engaños, intentaron que firmara un papel, al cual no pude ni leerlo bien ni sacarle una foto para enviarle a una abogada que me asesore», aunque «finalmente pude reincorporarme luego de varias diligencias en el año 2021, donde debí hacer nuevamente el cursillo de integración y durante esas prácticas, por órdenes de superiores, me arrojaron barro en los ojos durante un ejercicio, dejándome completamente vulnerable frente a todos».
En otras ocasiones, manifestó, sufrió discriminación por parte de otros estudiantes a pedido de los instructores del instituto, donde le referían que ella tenía familiares «delincuentes», siendo hostigada constantemente bajo este mismo argumento.
La situación de acoso y hostigamiento, recordó, se reforzó durante el mes de mayo del 2022 cuando por cuestiones económicas no pudo comprarse un pantalón nuevo, por lo que uno de los instructores, refiriéndose a su cuerpo y la vestimenta que llevaba, lanzó frases libidinosas contra la joven.
Todas estas circunstancias, declaró, hicieron que finalmente ya no se presentara en la institución, aunque no firmó la baja, intentando accionar administrativamente y en diferentes organismos públicos contra las personas que entiende causaron gran parte del calvario que le tocó vivir en pos de buscar una estabilidad laboral y económica, pero que en ningún lado obtuvo respuestas favorables.
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